Historia de las Altas Capacidades Intelectuales
La historia de las Altas Capacidades Intelectuales (ACI) es un recorrido desde la intuición hasta la ciencia, desde el mito del genio hasta la comprensión de la neurodivergencia. Este viaje nos ayuda a entender por qué hoy vemos las ACI como lo hacemos.
De Platón al test de CI 🔗
La noción de mentes excepcionales existe desde hace siglos. En la Grecia clásica, Platón imaginaba filósofos-reyes guiando la sociedad. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX en Europa que se desarrollaron herramientas formales para medir la inteligencia[1].
En el siglo XX, Lewis Terman y Leta Hollingworth estudiaron a niños superdotados en Estados Unidos[2]. Sus trabajos marcaron un avance, pero se centraron en varones jóvenes con logros escolares, dejando fuera a mujeres, adultos y perfiles menos convencionales. Esto limitó la comprensión de la neurodivergencia hasta finales del siglo XX.
Términos como superdotación o giftedness, comunes en décadas pasadas, están siendo reemplazados por expresiones más amplias y neutrales como Altas Capacidades Intelectuales (ACI).
Hoy, las ACI abarcan más que un CI alto: incluyen creatividad, intensidad emocional y asincronía (ver más en Home). Aun así, el mito del "niño genio" persiste, descartando a quienes no encajan en ese molde.
ACI en Argentina: el rol de la iniciativa privada 🔗
En Argentina, el reconocimiento de las ACI ha sido impulsado principalmente por familias, profesionales independientes y organizaciones privadas. Se estima que aproximadamente un 2% de la población argentina podría tener Altas Capacidades Intelectuales (CI ≥ 130), y su desarrollo ha dependido principalmente de la iniciativa individual y familiar[3].
Durante las décadas de los '80 y '90, surgieron las primeras consultoras y profesionales especializados, ofreciendo alternativas a quienes buscaban entender sus diferencias cognitivas. Estas iniciativas privadas fueron pioneras en brindar evaluaciones precisas y evitar diagnósticos erróneos como TDAH o TEA[4].
El caso Benjamín Equiza: un ejemplo de autogestión familiar 🔗
El caso de Benjamín Equiza ilustra cómo las familias pueden tomar acción directa. A los 8 años, Benjamín leía con fluidez, escribía con claridad y resolvía cálculos complejos. Cuando el sistema educativo tradicional no se adaptó a sus necesidades, su familia no esperó soluciones institucionales: buscó alternativas privadas, conectó con otros padres en situaciones similares y creó una red de apoyo que luego inspiró a otros[5].
Este caso demuestra cómo la iniciativa privada puede generar soluciones efectivas para la diversidad cognitiva.
Adultos: la generación sin nombre 🔗
Muchos adultos con ACI nunca fueron identificados. Crecieron con una sensación de ser "diferentes" sin explicaciones claras. Algunos racionalizaron esa rareza; otros la confundieron con problemas personales. Esta falta de reconocimiento es una deuda histórica con miles de vidas.
Por qué importa 🔗
Entender tu diferencia requiere contexto. Saber cómo las ACI han sido vistas —o ignoradas— no es solo historia: es una herramienta para comprender tu propio recorrido (mirá Arquetipos). Ese contexto puede guiarte hacia decisiones más conscientes sobre cómo habitar tu mente.
Referencias 🔗
- [1] Terman, L. M. (1925) - Medición de la Inteligencia: Historia y Metodología
- [2] Hollingworth, L. S. (1942) - Children Above 180 IQ: Origin and Development
- [3] GOPPAC (2021) - Estimación de personas con ACI en Argentina
- [4] Vergara, M. (2018) - Experiencias educativas de personas con ACI en Argentina: 1980-2000
- [5] Ley 27.306 - Ley Benjamín: Detección y Acompañamiento de Estudiantes con ACI